Abrí mis ojos y me encontré ahí, no había nada extraño en el lugar, todo era conocido: la gente que me rodeaba, cada pequeño objeto, todo. Sin embargo, era diferente y un poco inquietante.
Mis movimientos eran lentos, cuidadosos, inconscientemente sabía que algo había cambiado en mi y lo seguía haciendo.
No era solo yo, ahora era responsable de algo importante, único, que dependía inevitablemente de mi.
Podía sentir claramente cómo crecía en mi interior. Podía sentir la fascinación que me provocaba obtener aquel nuevo rol.
No me importaba el dolor que sentiría, sólo quería disfrutar la sensación que me causaba la espera, lo agradable que era sentir mi cuerpo actuando como un abrigo, como un escudo.
No sabía cómo había llegado a aquel estado. Sin embargo, sabía que no estaba arrepentida de nada, al contrario.. Una sonrisa enternecida se formó en mis labios al sentir sus movimientos, sus pequeños golpes...
Desperté alterada, llorando. Sentía un dolor punzante en el pecho, el vientre. Palpando con mis manos pude sentirlo vacío, como siempre había estado.
No pude evitar sentirme incompleta. Un inquietante sentimiento me invadió haciéndome desear, pero por sobre todo necesitar que aquel sueño se hiciera real...