Nunca me he mostrado fanáticos por ellos, los encontraba a todos iguales, o con un gran parecido entre todos, aunque los encontraba tiernos nunca me atrajeron mucho, con excepción de sus manos, pequeñitas, suaves, con esos deditos tan frágiles...
Tal vez el hecho de rechazar a los adultos hizo que me fijara en estos pequeños seres, a encontrarlos fascinantes, adorables, e incluso admirables...
sus mentes tan sencillas, tanto que llega a ser imposible entrar en ellas.
Es increíble como la llegada de estas criaturas puede cambiar la vida tan radicalmente, ¿Cómo puede ser que algunos les nieguen vivir?
Aunque no sean para siempre igual, son eternos, no se les puede olvidar, porque están viviendo la etapa mas perfecta de la vida.
Los bebés y los niños pequeños son PERFECTOS...