Me miraba, como queriendo decir algo, intentando revelar algún secreto, algo importante, crucial. Sus ojos eran claros y bastante llamativos, y me miraban fija e insistentemente.
Parecía que el tiempo se hubiera detenido, con sus ojos fijos en los míos, con esa mirada que poco a poco se fue haciendo conocida, necesaria y adictiva.
Y mientras yo disfrutaba de su mirada, mientras hacía lo posible para descubrir el significado de sus ojos, sonrió, aumentando mi confusión, dándome un pequeño impulso para atreverme a caminar hacia aquella joven.
Pero a cada paso que daba, la distancia entre las dos aumentaba. Ella seguía mirándome, llenándome de una sensación de duda. Yo respondía su mirada con mil preguntas en la cabeza.
Al dar otro paso, se alejó aun más, por lo que me quedé quieta, pero ella seguía alejándose, sin apartar sus ojos de los míos. Se iba perdiendo entre la multitud que nos separaba... Y aunque ya no conseguía ver su rostro, sus ojos seguían posados en mí...